The Vermonter |
Este es el tercer y último gorro que tejí a piñón este invierno. Estaba fuera de programa, pero al organizar mis lanas encontré un ovillo suelto de grosor considerable que llegó a mi casa por error (mi madre quería hacer una manta y la señora de la tienda le endosó este ovillo "para probar", a sabiendas de que una vez "probado" no iba a ser posible devolverlo), y que debido a nuestras temperaturas nunca iba a poder darle salida. Al instante supe que era el momento de darle un uso digno antes de que acabara en la basura con el resto de "para-qué-quiero-yo-esto" del cajón de las lanas de pobre.