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El martes se hizo de noche a media tarde, el cielo pegó dos latigazos y se abrió de repente: ¡agua va! A los 15 minutos ya estaba la calle inundada... Llovió bastante durante dos o tres horas y las temperaturas bajaron varios grados de golpe. ¡Por fin había llegado el otoño de verdad! Tuve suerte porque esta vez no entró el agua a casa así que fue una tarde genial y después por la noche a buscar las mantas por los roperos a la carrera porque la ropa que tenía en la cama ya no era suficiente. ¡Albricias!
Primavera primaveral |