Estas Navidades han sido intensas e inolvidables. No soy una persona "navideña": aunque me gustan las fiestas, no decoro la casa ni celebro por todo lo alto. Lo hago más bien de un modo pequeño y recogido, discreto, sencillo.
En mi casa no se hacen comilonas ni reuniones, ni tampoco intercambiamos regalos. El problema está en que amigos y familia no se conforman y nos echan por tierra los planes hábilmente urdidos para no vernos obligadas a acudir a estos eventos. ¡Todos los días ocupados! Digo yo, ¿tiene algo de malo pasar unas Navidades tranquilas y relajadas en casa?
Por si fuera poco,
La Modistilla Valiente me lió para participar en un intercambio de costureras —mira que soy fácil de enredar, ¿eh?— del que hablaré más adelante. Si ya mi familia me dejaba poco tiempo libre, ahora directamente no iba a poder dormir para poder cumplir con los plazos.
Así pues, durante las Navidades he estado...