Y esto es todo lo que he tejido durante el mes de noviembre. ¡La pereza al poder! Lo peor de todo es que ni siquiera tengo una buena excusa para justificar mi desidia. La parte buena, que he adelantado bastante con el latín. Pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión... (o no; ¿acaso a alguien aquí le interesa mi romance con las lenguas clásicas?)
¡El cuadrado de este mes se lleva la palma al más feo del año! Y eso que no hemos terminado ya que aún quedan dos meses pero es que lo de octubre no tiene nombre. Lo de los colores que yo he elegido tampoco, ya lo sé, pero es que...
Ahora sí, ésta es la buena. Si septiembre fue el mes del letargo post-vacacional, octubre sin duda es en el que me pongo las pilas. No sólo porque es mi mes (y el mejor del año) sino porque los días se acortan y las temperaturas se calman... ¡y se puede volver a tejer! Adiós al sudor, a las altas temperaturas y a los mosquitos. Hola, alijo lanero. ♥