Y esto es todo lo que he tejido durante el mes de noviembre. ¡La pereza al poder! Lo peor de todo es que ni siquiera tengo una buena excusa para justificar mi desidia. La parte buena, que he adelantado bastante con el latín. Pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión... (o no; ¿acaso a alguien aquí le interesa mi romance con las lenguas clásicas?)
¡El cuadrado de este mes se lleva la palma al más feo del año! Y eso que no hemos terminado ya que aún quedan dos meses pero es que lo de octubre no tiene nombre. Lo de los colores que yo he elegido tampoco, ya lo sé, pero es que...
Ahora sí, ésta es la buena. Si septiembre fue el mes del letargo post-vacacional, octubre sin duda es en el que me pongo las pilas. No sólo porque es mi mes (y el mejor del año) sino porque los días se acortan y las temperaturas se calman... ¡y se puede volver a tejer! Adiós al sudor, a las altas temperaturas y a los mosquitos. Hola, alijo lanero. ♥
Sí; no me he vuelto loca ni he perdido el norte: hoy voy a explicar lo que (no) tuve en mis agujas en septiembre porque una no es de piedra y a veces cuesta mantener el ritmo que nos imponemos. No es deshonroso hacer un alto en el camino, parar, reflexionar y, cuando cargamos las pilas, vuelta a empezar con las ideas más claras y fuerzas para continuar con la tarea.
Otro mes más con un cuadradito en relieve y servidora subiéndose por las paredes de la desesperación. Curiosamente esta vez lo he tejido a la primera, sin fallos y sin modificaciones porque aunque parezca increíble, es un cuadradito muy sencillo de hacer y además me parece que está bien proporcionado. ¿Me estaré pasando al lado oscuro?
Me encanta empezar nuevos proyectos pero me cuesta muchísimo terminarlos. Procuro elegirlos grandes y laboriosos para demorar lo más posible el momento de terminarlos, esconder los hilos y empezar con el ahormado, la sesión de fotos, etc. Raro, ¿verdad? No me gusta ver cómo se acaba una etapa y comienza otra, me siento cómoda con la rutina aunque necesite variedad para ir alternando y no aburrirme, pero que no se termine. Con el punto me pasa igual.
Estas son las fotos del chal que tejí para Nekane durante la pasada primavera, que aún no había publicado; la camisa que ella me cosió como parte del trueque sí os la enseñé en su día aquí, al igual que ella publicó la correspondiente entrada en su blog.